¿Qué fue la estrella de Belén?


POR: Dr. Donald T. Moore

Muchos han tratado de explicar la “Estrella de la primera Navidad” científicamente, pero tres de las ideas son que la estrella fue una cometa o una conjunción o una agrupación de planetas en el cielo nocturno. Algunos dicen que en realidad fue una cometa, un objeto tradicionalmente asociado con sucesos importantes en la historia como el nacimiento de reyes. No obstante, los récords de las cometas vistas no cuadran con el nacimiento del Señor. La cometa de Halley se presentó en el año 11 A.C., pero la primera Navidad probablemente ocurrió alrededor del año 5 al 7 a.C.1

Otros creen que la estrella de Belén fue una conjunción cuando se agruparon varios planetas en el cielo nocturno. Mientras los planetas orbitan el sol moviendo a diferentes velocidades y distancias, ocasionalmente dan la apariencia de acercarse mucho. No obstante, los múltiples planetas no se asemejan a una sola fuente de luz. Adicionalmente, el alineamiento de los planetas no se parece a una sola fuente de luz que fue descrito en la Biblia. También los alineamientos de planetas son bastantes frecuentes y, por lo tanto, no son señales únicas. Hubo una conjunción del Júpiter y Saturno en el año 6 a.C., pero fueron aún más juntitos mucho antes.\


La tercera identificación de la estrella de la Navidad es una estrella explotando, identificada como una nova o supra nova. Algunas estrellas son inestables y destellan de esta manera con una llamarada brillante. El astrónomo Johannes Kepler (1571-1630) apoyó esta interpretación. No obstante, los récords históricos no sostienen tal suceso cuando el Señor Jesús nació.


Cada una de esas explicaciones para la estrella de Belén fallan en cumplir la historia de la natividad como fue predicho en Números 24:17 y narrado en Mt 2:1-12. Dos detalles en Mateo son de interés especial. Primero, el texto da a entender que solo los Reyes Magos vieron la estrella. Se les preguntó cuándo apareció la estrella (Mt 27). Herodes y sus propios estudiosos que observaban las estrellas aparentemente no tuvieron conocimiento del evento. Las cometas, conjunciones y estrellas explotando hubieran sido vistas por todo el mundo. Segundo, la estrella iba delante de los Reyes Magos y los guiaban de Jerusalén directamente hasta Belén. Eso es una distancia de cerca de 6 millas en la dirección de norte al sur. Sin embargo, todo objeto natural en el cielo mueve del este al oeste debido a la rotación de la tierra.También es difícil imaginar como una luz natural, alta en los cielos, podría guiar a los hombres por un camino a una casa en particular.


Esto nos lleva a concluir que la estrella de  Belén no puede ser explicada por un fenómeno natural. Después de todo, la primera Navidad fue un tiempo de milagros. Con frecuencia Dios ha usado luces para guiar a su pueblo, como la gloria que llenaba el tabernáculo (Ex 40:34-38) y el templo (1 Rey 8:10) y que brilló sobre el apóstol Pablo (Hch 9:3). Estas señales visibles de la presencia de Dios se conocen como el Shekeina, gloria o el lugar de la morada de Dios. Tal vez dicha luz es una manifestación de la majestad divina. El gran misterio de la primera Navidad no es la identificación de la estrella de Belén. Más bien es la cuestión del por qué los Reyes Magos fueron escogidos a seguir la luz del Mesías. Ellos no eran judíos sino gentiles e históricamente es el primer anuncio al mundo durante la encarnación de Dios en cuerpo humano de que Cristo venía a hacer de un solo pueblo escogido en unión los hijos de Abraham y los que no eran. Significativamente, el Antiguo Testamento anticipa la salvación de los gentiles en varias ocasiones porque parte de la responsabilidad de los israelitas era compartir su conocimiento de Jehová Dios condel este al oeste debido a la rotación de la tierra.


También es difícil imaginar como una luz natural, alta en los cielos, podría guiar a los hombres por un camino a una casa en particular. Esto nos lleva a concluir que la estrella de Belén no puede ser explicada por un fenómeno natural. Después de todo, la primera Navidad fue un tiempo de milagros. Con frecuencia Dios ha usado luces para guiar a su pueblo, como la gloria que llenaba el tabernáculo (Ex 40:34-38) y el templo (1 Rey 8:10) y que brilló sobre el apóstol Pablo (Hch 9:3). Estas señales visibles de la presencia de Dios se conocen como el Shekeina, gloria o el lugar de la morada de Dios. Tal vez dicha luz es una manifestación de la majestad divina. El gran misterio de la primera Navidad no es la identificación de la estrella de Belén. Más bien es la cuestión del por qué los Reyes Magos fueron escogidos a seguir la luz del Mesías. Ellos no eran judíos sino gentiles e históricamente es el primer anuncio al mundo durante la encarnación de Dios en cuerpo humano de que Cristo venía a hacer de un solo pueblo escogido en unión los hijos de Abraham y los que no eran. Significativamente, el Antiguo Testamento anticipa la salvación de los gentiles en varias ocasiones porque parte de la responsabilidad de los israelitas era compartir su conocimiento de Jehová Dios con  del este al oeste debido a la rotación de la tierra. También es difícil imaginar como una luz natural,  alta en los cielos, podría guiar a los hombres por un camino a una casa en particular.


 Esto nos lleva a concluir que la estrella de Belén no puede ser explicada por un fenómeno natural. Después de todo, la primera Navidad fue un tiempo de milagros. Con frecuencia Dios ha usado luces para guiar a su pueblo, como la gloria que llenaba el tabernáculo (Ex 40:34-38) y el templo (1 Rey 8:10) y que brilló sobre el apóstol Pablo (Hch 9:3). Estas señales visibles de la presencia de Dios se conocen como el Shekeina, gloria o el lugar de la morada de Dios. Tal vez dicha luz es una manifestación de la majestad divina. El gran misterio de la primera Navidad no es la identificación de la estrella de Belén. Más bien es la cuestión del por qué los Reyes Magos fueron escogidos a seguir la luz del Mesías. Ellos no eran judíos sino gentiles e históricamente es el primer anuncio al mundo durante la encarnación de Dios en cuerpo humano de que Cristo venía a hacer de un solo pueblo escogido en unión los hijos de Abraham y los que no eran.  Significativamente, el Antiguo Testamento anticipa la salvación de los gentiles en varias ocasiones porque parte de la responsabilidad de los israelitas era compartir su conocimiento de Jehová Dios con otros pueblos. Durante todo el período del Antiguo Testamento el Señor hacía claro que su pueblo no iba ser solo para los descendientes de Abraham sino para los otros pueblos también. Dios llamó a Abraham a ser una bendición a “todos los pueblos de la tierra” (Gn 12:1-3). Más tarde Él envió a su profeta Jonás a predicar a los enemigos de Israel, los habitantes de la ciudad pagana de Nínive (Jonás 3:1- 2; 4:10-11). El Señor anunció a Isaías que su casa iba a ser “una casa de oración para todas las naciones” (Isa 56:7). El mensaje misionero del Antiguo Testamento es que nuestro Dios cuida de todos los pueblos del mundo.
 Este deber misionero no era solo para los tiempos del primer pacto sino para el nuevo pacto también. El apóstol Juan anunció que Cristo ha hecho de los creyentes, en los tiempos del Nuevo Testamento y posteriores, un reino de sacerdotes (Apo 1:6). Como sacerdotes del nuevo pacto, tenemos el privilegio de tener una relación personal con Dios mediante Jesucristo y también de compartir las buenas nuevas de salvación con los que no lo conocen. Cada uno de nosotros tiene un llamado de vivir en pureza y santidad y una comisión de compartir el evangelio de Jesucristo con la gente en todas las naciones (Mt 28:1-20; 1 Pe 2:9). □


1 (En parte una adaptación y en parte una traducción de: Donald B. De Young, Astronomy and the Bible “What was the Star of Bethlehelm?” (Winona Lake, IN.: BMD Books 2010), 56-57.